“Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades”

(2 Tim 4,3)









miércoles, 1 de julio de 2009

Viaje inolvidable, al centro de mi mente (primera parte)


Los recuerdos, son como una especie de bitácora de nuestro viaje por estas tierras. Buscando, en el archivo que tengo guardado en un rinconcito de mi mente, encuentro una carpeta etiquetada como muy especial, en la que miro varios instantes inolvidables. Como la vez, que me compraron mi primer cuadernito (no me cansaba de mirarlo), paso la pagina y voy al momento en que yo le agarraba la manita a mi hermano, para que aprendiera a escribir las vocales, mas abajo veo cuando fui con mi padre, a ver una película cristiana.

Algo verdaderamente especial para mi, era cuando en un día lluvioso, mi familia dormía la siesta y mi padre salía a comprar café y galletitas (mami me despertaba diciéndome que dejara un poco de sueño para la noche), esto es irrepetible en verdad. Wao! Aquí hay algo que me marcó mucho y es verme vestidito de blanco y negro en al iglesia, el día que hice mi primera comunión (esa noche se fue la luz, pero mi corazón ardía con luz propia, al estar recibiendo el cuerpo y sangre de Cristo). Y en la siguiente página, veo otra imagen de lluvia; es una de las tardes en que llovía y mi madre nos buscaba para acurrucarnos (como a pollitos), hasta la casa.

Esta que veo aquí casi ni me la creo, es de la vez que fui a una cueva llamada del “Fun Fun” y bajé a si interior como todo un alpinista, colgado de cables y muerto de miedo, pero jurando que quería hacerlo de nuevo. Por un instante me distraigo y visualizo el reloj, que esta sobre la nevera... me doy cuanta que son las 11:00 de la noche y debo dormir porque mañana hay trabajo. Coloco de nuevo la carpeta en su sitio y me prometo a mi mismo, que seguiré con este viaje por mi mente en la nave de mis recuerdos…