“Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades”

(2 Tim 4,3)









miércoles, 15 de julio de 2009

Una dimension no muy conocida


Cuando te hablan de otras dimensiones, seguro que te imaginas un episodio de ciencia ficción o algo imposible. Pero también deberías pensar en aquella vez en que un hombre que caminaba a tu lado, tu le hablabas y el ni se enteraba, porque estaba inmerso un aventura de la que ya jamás podrá regresar. Aunque podías verle, solo su cuerpo estaba ahí, pues su mente le ha jugado una broma muy cruel y se le ha ido volando a un lugar lejano. Está descalzo, su piel esta quemada por el sol, nunca mira a los ojos de los demás y a veces sonríe sin un motivo aparente. A pesar de todo tiene un trabajo, que para el es importante; se dedica a recoger piedras del camino. El se cubre con las nubes, cuando llueve o hace frío y para comer consigue manjares en los botes de basura de aquel restaurante, que es atendido por esas "personitas" con ojos extraños. Dime tú, si esto no es vivir en otra dimensión, pues estas personas parecen escuchar una canción distinta a la que nosotros escuchamos.

Así, como nos sorprendemos al verles actuar de modo distinto y le llamamos “locos”, ellos quizás estarán pensando lo mismo de nosotros. Lo que si sabemos, es que para todo hay un propósito y que debemos cuidar y tenerles paciencia a las personas con problemas mentales. Dios nos ha creado por amor y nos manda a amar a todos por igual.