Voy navegando, en los mares del calendario y descubro el preciso momento, en que el sol llegó y suplantó a la tierna pero solitaria noche. Todo esto sucedió, sin llanto ni gritos de dolor y fue justo allí, cuando nació el día en que tu te asomaste caminando, al balcón de mi mirada. Desde aquel entonces, mi corazón le arrebató a mis ojos el derecho de mirar y contemplar la armonía de tu sutil belleza.
Entonces, todo una sinfonía de latidos me invadió y llenó de música todo mi universo, que hasta ese instante estuvo compuesto solo de luces y sombras. Y el sonido de tu voz, hizo eco en las paredes de mis oídos y se convirtió en susurros,de esos que te estremecen todo el sistema de nervios.
Yo me sentí, mas dichoso que aquel joven que miraba con asombro y admiración, una obra de arte colgada en la pared de una pequeña galería. Mi dicha es mayor, pues en ti pude contemplar el mas bello arte que es real y que camina. Me di cuenta, que cada uno de tus pasos y cada gesto tuyo, es capaz de empapar los áridos desiertos de mi alma. Que tu voz pronunciando una sola palabra tuya, seria capaz de transformar cada espacio de mi realidad.